Estudios de caso
Conversión de los bosques del norte de la sierra de Perijá, estado Zulia

Mariana C. Hernández-Montilla, Carlos Portillo-Quintero

Paisaje vegetal: Serranía de Perijá (D1)

Localidad:
Cuencas altas de los ríos El Palmar, Lajas, Guasare y Apón(1). Cuencas bajas de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí(2)
Estados:
Zulia
Área aprox.:
1,746 km2
Formación VegetalCategoríaCriterio
Bosques siempreverdes(1)
 
A2
Bosques siempreverdes(2)
 
A2

Contexto

La sierra de Perijá es una zona montañosa que pertenece a la biorregión Andes de Venezuela, caracterizada por su alta riqueza de especies (más de 4.500 a 5.000 especies de plantas), una importante historia natural y la ocurrencia significativa de especies endémicas. Estas características son el resultado de sus pronunciados gradientes altitudinales, variada fisiografía y su amplia gama de nichos ecológicos .
El norte de la sierra de Perijá presenta varios tipos de bosques a lo largo de su gradiente altitudinal, con elevaciones de 0 a 3.600 msnm, y comprende desde bosques tropófilos y bosques ombrófilos basimontanos estacionales y bosques ombrófilos submontanos, hasta bosques montanos siempreverdes sobre laderas, y ecosistemas arbustivos y herbáceos abiertos tipo páramo en los pisos superiores, además de tierras agropecuarias .
En esta región se encuentran algunas especies de plantas como Ormosia macrocalyx, Pterocarpus acapulcesins, Trichilia elegans, clasificadas Vulnerable (VU) por su restringida distribución, mientras que Albizia buntingii, es catalogada En Peligro Crítico (CR) debido al efecto del proceso de fragmentación en su hábitat originado por actividades antrópicas . Adicionalmente, califican Vulnerable (VU) al menos cuatro especies de mamíferos (Aotus trivirgatus, Cebus albifrons, Ateles belzebuth y Panthera onca), y En Peligro (EN) el único úrsido de Surámerica, Tremarctos ornatus . Así mismo, en la sierra de Perijá han sido avistadas varias especies de aves como Carduelis cucullata (CR), Clytoctantes alixii (EN), Pauxi pauxi (EN) y Harpia harpyja (VU), entre las más amenazadas ; incluso, según Calchi & Viloria (1991), la zona califica como hábitat potencial para Vultur gryphus (CR). También es el hábitat de numerosos anfibios y reptiles endémicos como Pristimantis fasciatus, P. turik, P. yukpa y Anolis tetari, descritos recientemente por Barrio-Amorós y colaboradores (2010), y cuyas historias naturales han sido poco estudiadas.
La vegetación natural de la sierra de Perijá ha sufrido fuertes intervenciones humanas especialmente en sus zonas premontanas y montanas altas . Los cambios son atribuidos principalmente a la expansión de las actividades agrícolas en la zona, en especial por la explotación comercial del ocumo o malanga (Xanthosoma sagittifolium), y al desarrollo de actividades mineras en la cuenca baja del río Guasare.

Métodos

En este estudio se realizó un análisis de cambio de cobertura boscosa, mediante el uso de series temporales de imágenes satelitales del norte de la sierra de Perijá, cuya extensión se encuentra mayormente amenazada por el avance de la frontera agrícola.
Para realizar el estudio en la sierra de Perijá, se trabajó en dos áreas que cubren cinco municipios del estado Zulia: Rosario de Perijá, Villa del Rosario, Jesús Enrique Lossada, Mara y Páez. Una de las áreas abarca las cuencas altas de los ríos El Palmar, Lajas, Guasare y Apón; y la otra incluye las cuencas bajas de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí (Figura 1 ). Para el estudio fue localizada y delimitada la zona más afectada por deforestación, empleando como criterio principal la conservación de cuencas y ríos de gran cauce, donde el recurso hídrico está severamente afectado, demostrado en la reducción del flujo de agua en detrimento de las comunidades humanas y de la biodiversidad local .

Figura 1: Localización geográfica de las áreas de estudio al norte de la sierra de Perijá, estado Zulia.

Los cambios de cobertura en la cuenca alta fueron cuantificados mediante el procesamiento de tres imágenes: dos imágenes del satélite Landsat TM 5 del 30 de diciembre de 1989 y del 11 de noviembre de 2002, y una imagen del satélite Aster del 17 de julio de 2007. Para la cuenca baja se utilizaron dos imágenes de la serie Landsat TM 5 de los años 1986, y dos imágenes Landsat ETM 7 del 03 de marzo de 2001.
El procesamiento digital y análisis de las imágenes satelitales se efectuó mediante varios programas, principalmente ArcView 3.2, Idrisi Kilimanjaro, Sextante y Grass. El primer paso consistió en la estandarización digital de las tres imágenes satelitales, donde todas las zonas ocupadas por nubes, sombras y cuerpos de agua fueron eliminadas mediante la creación de una “máscara”. El área restante fue objeto de la cuantificación de cambio de cobertura.
La identificación de las diferentes coberturas boscosas de las cuencas altas se realizó mediante la elaboración de composiciones de imágenes en falso color, y una clasificación no supervisada de los ecosistemas terrestres. El cálculo del Índice Diferencial de Vegetación Normalizada (conocido como NDVI por sus siglas en inglés), permitió detectar cambios en la cobertura de la tierra, la heterogeneidad del paisaje y la densidad de la vegetación presente . Para verificar las respuestas espectrales de la vegetación con los resultados generados, la imagen resultante fue sobrepuesta en las clasificaciones obtenidas previamente de cada año. Los mapas obtenidos fueron verificados mediante visitas al campo, donde se hizo el reconocimiento de las unidades de vegetación y de los diferentes usos de la tierra, para finalmente generar mapas de vegetación de los años evaluados. La obtención de los mapas de cobertura boscosa de las cuencas bajas se llevó a cabo de forma similar, pero se aplicó una clasificación supervisada con información previamente colectada en campo, además de la interpretación de fotografías aéreas. Todas las imágenes fueron homologadas y procesadas a la misma resolución de píxel (30 m).
Para aplicar los criterios cuantitativos de riesgo de eliminación de ecosistemas, se calculó la proporción de bosque original remanente en 2002 y 2007 para las cuencas altas, y en 2001 para las cuencas bajas, utilizando los criterios propuestos por Rodríguez y colaboradores . Para abarcar la ventana de 50 años requerida por el criterio A, se proyectó la futura conversión de los bosques.
Finalmente, los cambios de cobertura observados y proyectados en el área de estudio fueron contrastados con los umbrales establecidos para los criterios A, B y C, y se asignó la categoría respectiva. El criterio D no aplicó en este caso de estudio. Aunque los datos permitieron asignar las categorías empleando más de un criterio, la categoría final seleccionada corresponde a la de mayor riesgo relativo, de acuerdo con el principio de precaución . En virtud de la ausencia de información cuantitativa relacionada con la pérdida de función ecológica, todas las asignaciones se hicieron con datos de cambio de cobertura (Foto 1 ).

Foto 1: Bosques muy intervenidos de la Sierra de Perijá, estado Zulia. Mariana Hernández-Montilla

Resultados

En el año 1989, el área de las cuencas altas presentaba 1.418 km2 de cobertura de bosques. Entre 1989 y 2002, los bosques disminuyeron 275 km2, lo que representa una pérdida de 12,48% de la cobertura original. En 2007, la deforestación eliminó 238 km2 más, es decir, una pérdida de 13,57%, para finalmente alcanzar 35% de reducción de la cobertura original, es decir, 513 km2 eliminados. Entre 1989 y 2002, la tasa promedio de conversión de hábitat fue 21 km2/año, mientras que entre 2002 y 2007 aumentó 47 km2/año. Para todo el período analizado, desde 1989 hasta 2007, la tasa promedio fue 28 km2/año. De acuerdo con las cifras presentadas en la tabla 1, los bosques de las cuencas altas de los ríos El Palmar, Lajas, Guasare y Apón fueron clasificados CR A2, y EN C1a. En ningún caso se contó con suficiente información histórica para satisfacer el criterio B, mientras que el criterio D no aplica (Figura 2 ).

Tabla 1. Evaluación del riesgo de eliminación de los bosques de las cuencas altas de los ríos El Palmar, Lajas, Guasare y Apón.
CoberturaExtensión (km2) Conversión (km2) Proyección (50 años) Categoría
Años Pérdida Criterio
1989 2009 2007 % km2/año % A B C D
Bosques siempreverdes 1.418 1.143 905 35 28,5 >100
NA

Figura 2: Reducción de la cobertura boscosa en las cuencas altas de los ríos El Palmar, Lajas, Guasare y Apón entre 1989 y 2007.

En el área de las cuencas bajas, para el año 1986 se identificaron 328 km2 de cobertura de bosques. Para el año 2001, el análisis mostró una reducción de 39% del ecosistema a una tasa de deforestación de 9 km2/año (Figura 3 ). La tabla 2 sintetiza los resultados relevantes para la asignación de una categoría. Para ambos casos, la proyección a 50 años de las tasas de deforestación, predice que el total de la cobertura boscosa (100%) será reemplazada por vegetación intervenida u otros usos de la tierra. Los bosques de las cuencas bajas de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí fueron clasificados CR A2 y EN C2(a). Igual que en las cuencas altas, no se contó con suficiente información histórica para satisfacer el criterio B, mientras que el criterio D no aplica.

Tabla 2. Evaluación del riesgo de eliminación de los bosques de las cuencas bajas de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí.
CoberturaExtensión (km2) Conversión (km2) Proyección (50 años) Categoría
Años Pérdida Criterio
1986 2001 % km2/año % A B C D
Bosques siempreverdes 328 198 39 9 >100
NA

Figura 3: Reducción de la cobertura boscosa en las cuencas bajas de los ríos Guasare, Socuy y Cachirí entre 1986 y 2001.

En general, la principal amenaza es la expansión de cultivos comerciales extensivos en terrenos previamente ocupados por bosques maduros o en etapa sucesional tardía. Entre 1989 y 2007, en las cuencas altas el área ocupada por cultivos pasó de 0,58 ha a 7,25 ha; sin embargo, el área de suelos expuestos podría estar relacionada con suelos abandonados por cultivos, lo cual incrementaría el área afectada. Las áreas de bosques intervenidos también podrían ser estados sucesionales avanzados de zonas anteriormente ocupadas por cultivos, y actualmente en descanso o en abandono por el desplazamiento de las fronteras agrícolas. Así mismo, se observa que el crecimiento de los cultivos ocurrió de manera dispersa y fragmentada, y penetró incluso en lotes boscosos originalmente extensos y relativamente remotos. El cultivo más frecuente fue el ocumo (Xanthosoma saggittifolium), un cormo perteneciente a la familia Aracea y, en menor medida, cultivos de subsistencia relacionados con árboles frutales de noni (Morinda citrifolia), lechoza (Carica papaya), limón (Citrus limon), musáceas como plátano y cambur o banano (Musa paradisiaca), y café (Coffea arabiga), entre otros frutos .
En la zona de las cuencas altas la amenaza de la expansión agrícola es evidente y se observó con claridad el incremento en la tasa de conversión de hábitat en los últimos 5 años (2002-2007), en relación con la tasa obtenida para los primeros 13 años. Esto podría atribuirse a los avances técnicos de los sistemas de agroproducción y a los problemas de orden civil, evidenciados en la presión creciente de las actividades humanas sobre el bosque. Por ejemplo, el incremento y mejoramiento de las vías que permiten el acceso a la zona, y el establecimiento de las redes de comercio rural que va desde el cultivo hasta el transporte, y que incluye la importación y exportación del producto final .
En la zona de las cuencas bajas la agricultura extensiva es el uso de la tierra más común en la región, principalmente porque la mayoría de los terrenos pertenece a pequeños productores que carecen de los recursos para la implementación de una agricultura intensiva. Sin embargo, el uso industrial de la tierra, que reemplaza los hábitats originales, es especialmente significativo en la zona debido al avance y expansión de los proyectos para la extracción carbonífera . En las orillas del río Cachirí se observó también la presencia de empresas dedicadas a la extracción de piedra caliza, así como agricultura intensiva en más de la mitad de la zona oriental del área de estudio.

Conclusiones

La aplicación de las categorías y criterios cuantitativos permitió asignar la categoría En Peligro Crítico (CR) a las dos áreas estudiadas, lo que resulta extrapolable a toda la región norte de la sierra de Perijá.
El estado crítico de estos bosques evidencia su prioridad de conservación para los entes encargados de la toma de decisiones, así como de los responsables de la vigilancia y control del ambiente. La expansión de la frontera agrícola en el estado Zulia es inevitable y seguramente necesaria, pero debe efectuarse de una manera ordenada, asegurando que la satisfacción de las necesidades de las poblaciones humanas vaya de la mano con la protección de los fragmentos de bosque remanentes y la conservación de su biodiversidad.
Para la protección de los núcleos de bosques remanentes de la sierra de Perijá, es conveniente mejorar la regulación de las actividades promovidas por las poblaciones humanas, particularmente la agricultura intensiva practicada en la zona, que podría incrementar la frecuencia e intensidad de los incendios forestales y la sedimentación de los cuerpos de agua en las cuencas.

Bibliografía